Hace algunas semanas, nos mandaron leer este libro en el instituto. Yo pensaba que sería un libro muy infantil porque es muy corto y tiene muchos dibujos. Pero me sorprendí bastante al ver que en realidad es un libro de adultos, porque nos enseña muchas cosas esenciales, sobre todo que nunca hay que olvidar el niño que todos tenemos dentro. Este niño es el que tiene curiosidad por las cosas que ocurren y el que se preocupa de las cosas realmente importantes. Está escrito por
Antoine de Saint-Euxpéry, y publicado por la editorial
Salamandra.
Cuenta la historia de un aviador, que un día tiene un accidente de avión en medio del desierto y cuando piensa que no conseguirá vivir, se encuentra a un hombrecito, el Principito. Éste nunca renuncia a una pregunta, y tampoco suele responder a las que otros le formulan. Pero, poco a poco, el aviador va descubriendo más cosas sobre la melancólica vida que llevaba el Principito en su pequeño planeta: deshollina sus volcanes, cuida su rosa, quita baobabs... Pero un día este hombrecito se enfada con su rosa, y decide marcharse de su planeta para conocer otros. A su paso por los distintos planetas, conoce a muchos adultos, y todos le resultan muy extraños . Se encuentra con un vanidoso, un rey, un hombre de negocios, un bebedor... cada uno con su historia. Pero hay un hombre que le recomienda ir a la tierra, y él así lo hace. Allí encuentra a un zorro, que le enseña valiosas lecciones; a una serpiente, que siempre habla con enigmas; y finalmente, a nuestro aviador. Mientras el Principito le va contando todo esto al aviador, los días van pasando, se van quedando sin agua, y él no puede arreglar su avión...
Clara.
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